Las patologías no degenerativas que afectan a la médula espinal son diversas. Las etiologías más frecuentes incluyen traumatismos, enfermedades autoinmunes, infecciosas, neoplásicas, vasculares y artrósicas. Son estas últimas las que con mayor frecuencia producen una lesión medular en mayor o menor grado, aunque las causas más graves y no poco frecuentes son los traumatismos medulares y las metástasis provenientes, sobre todo, de procesos oncológicos prostáticos, mamarios o pulmonares. En el diagnóstico será de gran importancia una historia y exploración clínica general completa buscando factores de riesgo como comorbilidades, tratamientos, viajes, etc., así como una exploración neurológica minuciosa que complementada con pruebas de imagen y un examen del líquido cefalorraquídeo nos hará llegar al diagnóstico y empezar de forma inmediata con el planteamiento terapéutico ajustado a la etiología del proceso y a veces a cada caso en particular. En la mayoría de las patologías que afectan a la médula espinal será necesario un tratamiento rehabilitador posterior para recuperar las funciones neurológicas y así mejorar la calidad de vida del paciente.